Para comprender el sueño de los bebés, tenemos que partir del hecho de que es muy diferente al de los adultos.
Sus ciclos de sueño son más cortos y las distintas fases del sueño, entre REM y no REM, también pasan de forma diferente y aún no completa.
Poco a poco, el sueño de los niños va cambiando hasta parecerse al nuestro, aproximadamente sobre los 4 años.
La regresión del sueño del cuarto mes es en realidad una simple fase de cambio, y más que de regresión, habría que hablar de crecimiento.
Sin embargo, puede provocar en el bebé cierta dificultad para conciliar el sueño, una mayor demanda de leche, una mayor necesidad de mimos y contacto...
¡Veamos cómo sobrellevarla con calma!
Sueño del bebé hasta los 4 meses
En los primeros meses de vida, los bebés duermen la mayor parte del día y sus períodos de vigilia son muy cortos, de una hora y media aproximadamente.
Su principal necesidad es el contacto, por lo que es bastante natural que se duerman en tus brazos, durante la toma, mientras están en el portabebés o incluso mientras se mueven en el carrito (porque el movimiento les recuerda a cuando estaban acunados por el movimiento de su mamá mientras estaba en la barriga).
¿Qué cambia en el cuarto mes?
En el cuarto mes, el bebé empieza a interiorizar el ritmo circadiano, es decir, a comprender la diferencia entre el día y la noche. Los ciclos de sueño se alargan y aparecen las fases de sueño profundo. Además, el bebé empieza a permanecer despierto más tiempo.
Este cambio puede provocar una mayor dificultad para conciliar el sueño.
Cómo identificar la regresión del sueño a los 4 meses
¿Cuáles son los signos que identifican la regresión del sueño?
- El niño pide el pecho o tiene hambre con mucha más frecuencia de lo habitual
- Aumenta la demanda de contacto y atención
- Es más difícil conseguir que se duerma y duerme poco
- Está agitado, irritable, nervioso...
¿Cómo sobrellevar esta fase?
La regresión del sueño del cuarto mes puede ser un momento difícil para los padres, que tienen que está adaptándose a un bebé que ha cambiado sus ritmos y tiene más dificultades para dormir. No te preocupes, ¡es una fase temporal que durará un par de semanas!
Aquí tienes nuestros consejos sobre la mejor manera de afrontarlo:
- No pierdas la paciencia, es un momento delicado y tu bebé necesita sentir que estás tranquila y positiva
- Ayúdale a calmarse y relajarse cuando llegue la hora de dormir, acaríciale, tranquilízale y crea un entorno sin estímulos, oscuro y con la temperatura adecuada.
- Intenta favorecer el sueño evitando que esté despierto demasiado tiempo y que entre en un estado de sobreexcitación, ya que después será aún más difícil conciliar el sueño.
- Presta atención a los signos de cansancio para dormirlo en el momento adecuado y no cuando sea demasiado tarde: bosteza, arruga los ojos, se pone irritable...
- Ten en cuenta que la ventana del sueño es de unas dos horas a dos horas y media, así que intenta no sobrepasar este tiempo antes de proponer la hora de acostarte
- Satisfacer su apetito porque necesita más calorías en este momento.
- Si aún no lo ha hecho, ahora es el momento de establecer una rutina para irse a la cama que será esencial en los años venideros.
¿Qué es la rutina sueño y por qué es tan importante?
Una serie de pasos que se repiten cada noche, siempre los mismos, anticipando la hora de ir a dormir: bañarse, ponerse el pijama, cerrar las cortinas, saludar a los peluches, leer un libro, la cena...
Esta serie de acciones tienen el poder de tranquilizar y calmar al niño, que entonces estará preparado para irse a la cama. La rutina del sueño es súper importante para dormir bien.