La falta de sueño no sólo supone una carga para el niño, sino también para toda la familia. De hecho, tú también sufres, cuando tu hijo viene a buscarte a la habitación cada dos horas.
A ti también te cuesta coger el sueño, te irritas con facilidad y sientes que ya no eres tú misma. Pero no te preocupes, te contamos cómo puedes evitar esta situación.
La clave para dormir bien no existe
En Internet hay mucha información sobre cuánto tiempo, con qué frecuencia, cuánto y cómo debe dormir un niño, que son bastante confusas.
Como ocurre con los adultos, cada persona tiene sus propias necesidades de sueño, al igual que cada persona tiene sus propias necesidades de hambre.
¿Cómo puedes saber cómo duerme mejor tu hijo? Depende de varios factores, como la edad, el nivel de actividad del niño (tanto las actividades mentales como las físicas cansan) y, por supuesto, su biorritmo individual.
En primer lugar:
Observa. ¿Cuándo se cansa tu hijo? ¿Cuánto tarda en dormirse? ¿Qué necesita para dormirse? ¿Cuánto tiempo duerme cuando no tiene horario?
Toma nota. Lleva un registro de las horas de sueño durante varios días. Durante este tiempo, el niño debe estar lo más relajado posible. Esto le dará una buena idea de su biorritmo natural y de sus necesidades de sueño.
También es importante saber que las necesidades de sueño de una persona pueden cambiar debido a circunstancias externas como una enfermedad, las condiciones generales (luz, ruido, temperatura) o las etapas de desarrollo.
Tres factores para dormir bien, con ayuda y consejos prácticos
Ahora, tras la fase de observación, tienes una imagen completa de cómo es el comportamiento del niño durante el sueño. Y ahora, ¿qué debes hacer?
Básicamente, hay tres factores que desempeñan un papel importante a la hora de conciliar el sueño.
1. Ni demasiado poco ni demasiado cansado
¿Cuánto más cansado estés, mejor? Error.
No hay que meter al niño a la cama en plena forma y lleno de energía, porque le resultará especialmente difícil conciliar el sueño.
Pero estar demasiado cansado tampoco es bueno. Cuando se está demasiado cansado, no sólo cambia el humor (rabietas), sino que además es mucho más difícil calmarse.
Esto se debe al neurotransmisor dopamina. Éste se libera cuando uno está cansado pero no se tumba a dormir. De este modo, el cuerpo intenta activar sus reservas de atención para mantener despierto el cerebro mientras que el resto del cuerpo está muerto de cansancio.
Eso es lo que ayuda:
- En cuanto al cansancio, se aplica lo siguiente: encontra la medida justa ni mucho ni poco.
- Para dormir al niño a la mejor hora, es necesario establecer una rutina diaria regular y una rutina fija de sueño (también los fines de semana y durante las vacaciones).
- Vigila a tu bebé. Incluso los bebés muestran señales claras de cansancio: bostezos, se frotan los ojos, orejas enrojecidas, mirada fija, fácil irritabilidad, etc... Cuanto sepas interpretar correctamente las señales de tu bebé, podrás dormirlo de la mejor manera posible.
2. Sentirse seguro, el monstruo debajo de la cama
Para dormirse, el niño necesita sentirse seguro. Un frase como "No hay monstruos" no le ayudará.
Los adultos también oyen ruidos extraños, quizá procedentes del frigorífico, de los desagües, pero para un niño es más fácil creer que se trata del monstruo del armario o de debajo de la cama.
Sí, mamá y papá están en la habitación de al lado, pero para él tú no estás allí en ese momento. Es como pasar la noche solo en medio del bosque, rodeado de ruidos y sonidos extraños.
Lo que ayuda:
- Toma en serio el miedo del niño y permanezce en la habitación con él el mayor tiempo posible.
- Revisa con cuidado el armario y la cama para asegurarte de que ni el monstruo más pequeño esta. Los jerseys estirados o las chaquetas colgadas parecen muy monstruosos en la oscuridad.
- Tumbarse junto a él le da una sensación adicional de seguridad. Acurrúcate junto en la cama, lee un cuento (no debe durar más de 30 minutos) o escucha la radio/ música (que les ayuda a conciliar el sueño). Asegúrate también de estar completamente "presente" y relajada. Si tú no puedes dormir, el niño tampoco.
- Una lampara nocturna puede ayudarle a sentirse más seguro. En Internet hay muchos modelos y ofertas, así que seguro que encuentras la lamparita de noche ideal.
3. Irse a dormir relajado
Un día normal es bastante agotador,un niño está sometido a muchas cosas nuevas que aprender y a experiencias diferentes.
A veces uno se va a la cama estresado y lleno de emociones fuertes, y esto no ayuda a conciliar el sueño. El niño necesita estar relajado cuando se va a la cama. ¿Qué podemos hacer? Encontrar una manera de relajaros juntos cada noche, una manera que forme parte de vuestra rutina. Será bueno para ambos.
¿Qué hacer?
- Un poco antes de irse a dormir es el momento de iniciar una especie de proceso de relax, eliminando estímulos, nada de televisión, ordenador, móvil u otros aparatos con luces azules.
- Nada de historias emocionantes, juegos excitantes, evita las discusiones.
- Existen muchos ejercicios de meditación guidad que les ayudan a calmarse y relajarse. Podéis hacerlos juntos.
Un último consejo, sobre todo si tu hijo es muy sensible, deberías comunicarte con él de un modo más empático. Esto también tiene un efecto positivo sobre el sueño. Por mucho que se esfuerce, a veces es difícil conciliar el sueño. Ten paciencia, crea un buen ambiente y apóyalo en todo lo posible.
Si el niño no puede dormirse o permanecer dormido durante toda la noche, nunca recurras a sistemas de recompensa, regañinas o castigos. Esto sólo agrava el problema.
Con un poco de práctica y paciencia, seguro que encuentras el camino adecuado para ti y recuerda que: ¡JUNTOS podéis lograrlo!
Birgit Gattringer (Formadora de padres)
Birgit Gattringer es formadora de familylab Jesper Juul, formadora mental cualificada para padres y para niños y adolescentes. Ella misma es madre de dos niños y transmite sus conocimientos en la plataforma www.starkekids.com.
Su pasión es crear un entorno armonioso para los niños, en el que puedan crecer seguros de sí mismos y fuertes.