El hipo no es infrecuente y afecta a todas las edades. Cuando se trata de bebés, causa pánico a las personas que están cerquita del bebé como mamá, papá, la abuela… ¿Qué lo provoca y cuándo hay que preocuparse? Continúa leyendo para saberlo.
¿Qué es el hipo y de qué depende?
El hipo se debe a una contracción involuntaria y repetida del diafragma que provoca un cierre repentino de la glotis (la abertura de la laringe, por la que pasa el aire) y que provoca el conocido sonido "hic".
Se trata de un reflejo fisiológico involuntario, como estornudar o toser, que, en sí, no es nada preocupante. Sus causas, a diferencia de las otras dos, aún no están aclaradas. Hay varias teorías, pero ninguna de ellas tiene una base científica.
Lo que sí sabemos es que puede ocurrir por varias razones, por ejemplo:
- Hemos comido demasiado
- Hemos tragado demasiado aire al masticar (esto puede ocurrir al comer rápido o con bebidas gaseosas)
- Nos encontramos en un estado emocional de especial ansiedad o excitación, por lo que ingerimos más aire del habitual.
En cualquier caso, el hipo debe considerarse como un fenómeno completamente normal que se resuelve en pocos minutos y no supone ningún riesgo.
Las causas enumeradas anteriormente se aplican en términos generales; en el próximo apartado veremos que en el caso de los bebés la cuestión es más compleja.
Qué causa el hipo en los bebés
El hipo en los bebés es mucho más frecuente que en los adultos, y a veces puede ir seguido de regurgitación. Ocurre ya en el vientre de la madre, que a menudo siente los saltos del bebé dentro de su barriga.
¿En qué situaciones tiene hipo un recién nacido?
- Su sistema digestivo aún inmaduro.
- Tragó aire mientras lloraba
- Tragó aire durante la alimentación, natural o artificial
- Sintió frío, por ejemplo, al desvestirse para un cambio de pañal o un baño.
Cuándo debemos preocuparnos por el
Se trata de un fenómeno totalmente inofensivo que no causa ninguna molestia al niño, excepto cuando se produce con excesiva frecuencia o de forma continua durante más de 48 horas.
En estos casos, es aconsejable consultar inmediatamente al pediatra, ya que puede ser un signo de una enfermedad relativamente inofensiva, como un dolor de garganta o una otitis, o de condiciones patológicas más graves, como diabetes o problemas renales.
¿Cómo calmar el hipo a un bebé?
En la mayoría de los casos, el hipo pasa por sí solo al cabo de unos minutos y no causa ninguna molestia al bebé. Sin embargo, a veces puede durar más tiempo y el bebé puede mostrar signos de malestar e irritación, como un fuerte llanto. En estos casos es mejor tomar medidas y aplicar algunos remedios para que desaparezca.
Por razones obvias, no podemos utilizar el conocido método de contener la respiración cerrando la nariz con los dedos con un recién nacido (¡ni se te ocurra!). Estos son los métodos que puedes utilizar:
- Masajea suavemente su espalda
- Dale el chupete
- Acompáñalo al pecho (obviamente si no acabas de quitarlo), la succión le ayudará a estirar el diafragma.
- Dale unos sorbos de agua de una cucharilla
- Si estás dando el pecho, haz una pequeña pausa y apóyalo en tu hombro para favorecer los eructos, que también son útiles para prevenir el hipo al expulsar el exceso de aire.
- Si le das el biberón, inclínalo en un ángulo de 45º para que el aire suba.
- Comprueba que se agarra correctamente al pecho, los labios deben cubrir toda la areola para que el bebé no trague aire.
- Es conveniente no dejar que el bebé llegue con demasiada hambre a la siguiente toma, porque la voracidad hace que ingiera aire, lo que provoca hipo.
No te preocupes si tu bebé empieza a tener hipo, como hemos visto, es un fenómeno completamente natural. Para reducir las molestias, puedes utilizar alguno de los remedios que hemos enumerado. Poco a poco, a medida que crezca, el hipo irá disminuyendo hasta convertirse en un episodio esporádico, como lo es para nosotros adultos.